"Toda una vida para decir TE QUIERO".

Una maravillosa historia de amor, un amor de esos "para siempre" como sólo los puede haber en las películas, pero al mismo tiempo diferente de los demás, apasionante y cautivante.
Todo empieza con pequeño juego: "¿Capaz o incapaz?", al que juegan dos niños para olvidar sus problemas: la madre Julien está enferma y a Sophie la llaman polaca guarra. Los niños están felices en el mundo que se han inventado, pero la vida no espera, la vida tiene su ritmo y sus reglas, así que los protagonistas se hacen mayores; también sus desafíos dejan de ser inocentes. Los jóvenes se saltan las prohibiciones, ríen, se hacen daño; son capaces de todo, excepto de decir "Te quiero". La vida pasa, el juego sigue cada vez más intenso, como la pasión... ¿Adónde son capaces de llegar por no querer reconocer sus sentimientos?


El nombre del director (Yann Samuell) no nos dice nada, ya que es su primera película, pero los protagonistas sí que son actores famosos en Francia. A Guillaume Canet (Julien) lo podemos conocer por la película "Juntos, nada más", y Marion Cotillard (Sophie) este año ha ganado un Oscar y un Globo de Oro por protagonizar la película "La vida en rosa: Edit Piaf" (La Môme). Además, la banda sonora de esta película es simplemente genial.


La película destaca por ser diferente. No es el típico amor en un colegio americano entre el chico más "guay" que es el capitan del equipo de fútbol y la chica "empollona" a la que nadie presta atención. No, aquí nos encontramos con un argumento distinto de estos a los que estamos acostumbrados y podemos decir el final después de ver la película durante 5 minutos. Aquí te pasas una hora y media casi sin respirar, pensando "¡Qué juego más cruel! ¿Qué más se van a inventar?". Esto no tiene palabras, esto hay que verlo.



¡Dichosa Sophie! El Juego había vuelto a empezar. Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico...¡Qué gozada! Era lo mejor del mundo. Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que el costo, coca, crack, chutes, porros, hachís, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD, éxtasis. Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el sexo tántrico, el Kama Sutra, las bolas chinas... Mejor que la nocilla y los batidos de plátano, mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del milenio. Mejor que los andares de Emma Peel, Marilyn, la Pitufina, que Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford. Mejor que la cara B de "Abbey Road" , que los solos de Hendrix, mejor que el pequeño paso de Neil Amstrong sobre la luna, el Space Mountain, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson. Mejor que Woodstock y las naves mas orgásmicas, mejor que los excesos del Marqués de Sade, Riambaud, Morrison y Castaneda. Mejor que la libertad. Mejor que la vida.

Publicado por Anónimo a las 11:21